20 de enero de 2011

HOTEL 4 ESTRELLAS

El pasado día de reyes tuvimos que ir a urgencias porqué Lluís respiraba mal, al final solo fue un susto y pudimos volver a casa, pero al cabo de 2 días volvimos a urgencias ya que le salió una hernia inguinal que le dolía un montón. En el hospital de Figueres no le pudieron reducir y nos derivaron a Barcelona en el hospital Vall d'Hebron.
Ni J. ni yo estábamos preparados para ir a Barcelona en este estado de nerviosismo y llamamos a nuestro cuñado para que nos llevase.
En el hospital Vall Hebron nos trataron muy bien y le quitaron importancia a la hernia, eso sí, se tenía que operar pero no era tan grave como nos lo pintaron en Figueres.
En el hospital también estaba una pareja que conocimos en el hospital de Girona Josep Trueta que sus gemelos también fueron prematuros y al día siguiente nos visitaron y nos dieron su apoyo durante la operación del peke.
Ellos estaban allí porqué su niña tenía una infección grave y estaba en la UCI de pediatría.
Como teníamos que pasar otra noche en Barcelona nos aconsejaron un hotel que estaba muy cerquita del hospital y decidimos que J. pasaría allí la noche, aunque había la posibilidad de que se fuera a casa de unos amigos que viven en Barcelona.
Antes de entrar en quirófano nos digieron que no había habitaciones libres para el peke y que tendría que quedarse en el post operatorio toda la noche y que allí no podríamos quedarnos y hasta las 5 de la tarde no permitían visitas, así que con los ánimos en el suelo fuimos a buscar el hotel ya que como yo tampoco podría quedarme con el peke era mejor que nos quedásemos cerca del hospital.
Una vez vimos el hotel e hicimos el check in mis ánimos fueron cambiando, la verdad es que necesitaba una noche para poder dormir, una ducha de agua calentita y ropa limpia, llevaba 2 días sin salir del hospital, sin ducharme y sin cambiarme y me apetecía ducharme tranquila y dormir. me sentía culpable por desear estar en el hotel pero como no tenía opción empecé a recrearme mentalmente con un baño de espuma.
La sorpresa fue llegar otra vez a visitar el peke antes de irnos a cenar y las enfermeras nos comentaron que estaban buscando habitación para que lluís y YO pudiéramos quedarnos.
Lo que tenía que ser una alegría era para mi un castigo, no podía imaginarme otra noche más en el hospital, dormir en un sillón, que las enfermeras entre a cualquier hora, etc. Era la segunda vez que nos ingresaban en un hospital desde que dieron el alta a Lluís y la primera vez fue de 5 noches, evidentemente las pasé todas yo.
Significaba que no podría salir del hospital otra vez, que no podía usar el baño que está en la habitación ya que solo lo pueden usar los niños ingresados, no poder salir a ducharte ya que no puedo dejar a mi bebe ¡solo! tener que esperar que J. volviese para ir a desayunar, comer, cenar, ir al baño, etc.
Así que mi sueño de un baño de espuma y dormir en una cama se fue al garete y mientras J. cuidaba del peke en la habitación yo bajé en el hall del hotel a comprar un par de sandwich para cenar ya que era tan tarde que los restaurantes del hospital ya estaban cerrados.
Así que con el sentimiento de culpa por desear irme al hotel y con el cansancio físico y psicológico me acomodé en el sillón y dejé que J. se fuera triste y solo al hotel. Eso sí tuve mi recompensa a la mañana siguiente, cuando J. me vino a relevar me pasé casi una hora debajo la ducha de ese hotel de 4 estrellas fantástico que no pude disfrutar.

5 de enero de 2011

NAVIDAD SIN NAVIDAD


Esto es lo que resume estas fiestas para nosotros este año.

La verdad es que estoy triste por esto ya que siempre he imaginado que tener un hijo daba más sentido navideño a la navidad. Se supone que trae alegría y vuelve la ilusión.

Tener un bebé prematuro supone un montón de energía canalizada a tirar "pà lante " como si uno fuera un tanque y una vez dan de alta al peke y aterrizas en casa sale todo el sufrimiento reprimido.

Estas navidades ya pintaban muuuuy tranquilas ya que con el peke no podemos ir a ningún sitio con aglomeraciones (cenas de amigos, comidas de familiares, centros comerciales, cabalgata de los reyes, etc) pero teníamos en mente celebrar la comida de navidad en casa con nuestros padres como cada año, pero el ingreso del peke 5 días en el hospital por pura sorpresa truncó el plan. hasta el mismo 24 no supimos si podíamos volver a casa o no. El cansancio acumulado y nuestros estados de ánimo hicieron que el espíritu navideño brillase por su ausencia. Menos mal que el día 25 nuestros padres nos visitaron toda la tarde y así no nos sentimos tan solos.

Como el peke es tan frágil la gente tampoco puede venir a visitarnos de la forma que a nosotros nos gustaría, así que nos pasamos días en casa cerrados sin poder dar a conocer a nuestro peke y eso... eso jode.

Normalmente el día de navidad es un día que me gusta muchísimo porqué celebramos la comida en nuestra casa con la familia y por la noche reunimos a los amigos para comer las sobras, beber esas botallas de cava que aun no se han abierto y nos damos regalos. ¡Me encanta regalar! El día siguiente "Sant Esteve" lo celebramos en casa de unos amigos y nos hartamos hasta explotar.


La noche de fin de año el que montó la fiesta fue el peke que no quiso dormir, creo que ya apunta maneras, será un fiestero, jejejeje pero por lo menos no tuvimos que ir a ninguna comida del día 1 que eso siempre es cansino.


Hoy es la noche de Reyes y estamos un poco desanimados ya que no hemos podido comprar ningún regalo - solo a nuestro sobrino - (por falta de tiempo)y tampoco no hemos podido ir a la cabalgata de reyes del pueblo, aunque sea muy cutre y reconozcas a los pajes con la cara pintada de negro y te pelees con media docena de abuelas para pilar algún caramelo, siempre es bonito ver la cara de los más pequeños ilusionados. Es una tarde que siempre me ha gustado y además me pongo nerviosa para saber si va a gustar o no el regalo "sorpresa" que siempre cae a J.


Hoy estamos tristes, aunque felices de estar en casa con Lluís, porqué nos damos cuenta que hemos pasado unas navidades sin celebrar nada de nada, sin el estrés de prepara comidas, de comprar regalos sin la sensación de fiesta.


Incluso J montó el árbol de navidad y no me he visto capaz de adornarlo.


Bueno, ya lo he soltado.