17 de marzo de 2010

MI TIEMPO TAMBIÉN ES ORO

Ya se que me propuse no hablar de mi trabajo en este blog pero es que ayer me pasó algo que me hizo enfadar bastante. Leí el blog Just another blog y como si el destino me hubiera puesto una situación acorde con su entrada: extinta-puntualidad
Me llamó un cliente interesado en una casa de alquiler hace unas dos semanas. Me pareció demasiado simpático e incluso un poco prepotente, yo le seguí el rollo y le envié la información por e-mail. Me llamó para intentar negociar el precio y ya le dije que el propietario no quería bajarlo más pero que lo intentaría. La verdad es que me olvidé del tipo porqué no me inspiró nada de confianza.
Ayer por la tarde me llama reclamando que yo aun no le había dicho nada de la rebaja del precio y en eso tenía razón. Pero cuando le dije que el propietario no estaba interesado en ninguna rebaja me soltó de repente: "bueno pues el domingo me enseñas la casa" y le solté un rotundo "no". Domingo es mi día de fiesta y me quedé estupetacta de la forma que lo soltó, ni un por favor, ni ninguna excusa. Le insistí que el sábado le podría enseñar la casa y él me contestó que el sábado no podía ser porqué llevaba su niño a la piscina y que además si la casa estaba en la misma población donde tenemos la oficina y donde vivimos qué más me daba ir domingo a enseñar la casa. Creo que incluso me puse roja de rabia. Al cabo de unos segundos me tragué la saliva y le solté que a mi personalmente no me iba bien y que ya preguntaría a otra persona de la oficina podría ir el domingo. Él me soltó que menos mal que le había dicho algo porqué me había quedado en silencio y que le extrañaba que si estábamos en el mismo pueblo que no pudiésemos ir un momento y quedamos que hoy le llamaría a ver si alguien podía ir domingo.
Esta mañana le he expuesto el tema a mi jefe (y amigo) y me ha dicho:
"le dices que los domingos no trabajamos, no enseñamos casas y le mandas a la mierda"
Lo peor es que ayer por la tarde estuve comiéndome la cabeza de si tenía que sacrificar una mañana o una tarde para enseñar la casa a un posible cliente prepotente o directamente rechazarlo. Mi experiencia en estos casos es que siempre que un cliente hace alarde de su dinero o promete mucho y pide mucho antes de ver una casa no es de fiar. Me he quedado tranquila. Si mi jefe me hubiera dicho: "lo siento pero creo que tendrías que ir", maldigo el mundo pero concierto visita con el prepotente. Así esta tarde le podré decir no sin sentirme culpable.
¿Qué haríais vosotros?

7 comentarios:

Kalikrates dijo...

En casos como este, cargos de conciencia cero.

Le doy la razón a tu jefe, es mas, si hubiese visto una oportunidad de negocio que no se pudiese dejar escapar creo he hubiese ido él mismo.

Mas argumentos: ¿a quién le importa si vives en la misma localidad o a 100 Km, o si puedes o no tener un rato para ello? Yo vivo a 5 minutos del curro y no dejo que me cuenten historias del trabajo fuera de él.

Resumiendo, hay que olvidar las estupideces y procurar no rozarse con prepotentes ni con indeseables.

Un abrazo

Jac dijo...

Yo por supuesto no iría y punto.
Pero para tocarle los huevos le pediría un aval bancario por 2 años apostillado por un notario que trabaje el domingo. Idealista.com no cierra los domingos, jeje
Tambien le puedes decir que no piensas ir a ninguna parte el domingo porque estas traumatizada por lo de la nieve y te toca psicólogo ;P
besooos

Ken Solver dijo...

Hay otra entrada que le viene al pelo: http://makemday.blogspot.com/2009/11/el-mundo-irreal.html

Va de cómo la gente que tiene dinero o quiere aparentar tenerlo siempre requiere un trato especial o de favor. Es una técnica para que quede claro quién está arriba y quién está abajo. No hay nada que les joda más que mantenerte a su mismo nivel ;-)

El próximo día le sueltas que tienes que ir a misa o que tu religión no te permite actividades con ánimo de lucro en domingo. O directamente le dices que tu líder espiritual no te aconseja tratar con gilipollas durante tu tiempo libre.

Anónimo dijo...

Yo habría hecho lo mismo que tú. Trabajé unos años en una inmobiliaria y es cierto que desarrollas un sexto sentido para captar quién va a ser una pérdida de tiempo y quién no.
El tío este me recuerda a la gente que entra en las tiendas 5 minutos antes de la hora de cierre y ni siquiera tienen claro qué van a comprar.

Ana dijo...

Por fin, por fin! Pensaba que yo era la única tonta del mundo que le sabía mal decir que no y de la que todos abusaban en mayor o menor grado. Ole por tí y tu arrebato de decirle que no y ole por tu jefe por darte la razón. Ya le puedes mandar a la mierda sin remordimientos y con el apoyo de tus followers.

Lola dijo...

Pero qué coj..s se piensa el mundo?
Si el domingo es tu día de descanso, que le den por saco. En esto aprendí hace mucho tiempo que esfuerzos inútiles tienen resultados diluídos...
Es decir, que tú te preocupas y el resto del mundo pasa...
Muy pero que muy bien hecho!
Un abrazo!

Blogmaster dijo...

¿Mala conciencia por tu parte?
¡Nooooooo! ¡Ni se te ocurra!
Por lo general, y al menos por lo que yo he tenido que sufrir en propias carnes, la gran mayoría de gente que no respeta los horarios de los demás sabe perfectamente lo que está haciendo. Sabe que está impidiendo que otra persona disfrute de su tiempo libre, sabe que está cometiendo un abuso... y sabe que está poniendo en un compromiso a quien le atiende.
¿Y sabes qué? Le da absolutamente igual, porque sólo piensa en sí mismo: en lo que quiere y en lo que le va bien.
Así que la mala conciencia la debería tener el otro, ¡¡¡no tú!!!
Esto es básicamente un asunto de consideración por el prójimo, y el simple hecho de que te plantees sacrificar tu tiempo por ese tiparraco ya indica que la única persona preocupada por el otro eres tú. De hecho, se merece que hubieras quedado con él a las 7 de la mañana del domingo para no presentarte a posta, jajajaja...