19 de noviembre de 2009

HISTORIA INVENTADA


Salió pitando de la casa, subió al coche y arrancó con las manos temblorosas, con la mano palpo el interior del bolso y consiguió encontrar el paquete de tabaco. Encendió un cigarro y sonrió.
Era de noche, era verano y hacía un calor espantoso. Descapotó el coche y notó que el aire le resfrescaba la cara. Había llorado, gritado y se sentía llena de rabia. Él seguramente seguía durmiendo tranquilamente en esa cama enorme, con esas sábanas de seda negras que tan cutres le resultaban.
Aparcó el coche en pleno descampado, se fumó otro cigarro, aspirando el aire con rabia. Encendió la radio y la música la fue calmando un poco, de repente le entraron ganas de vengarse, de hacerle sentir tan humillado como le había hecho sentir él a ella. Se fue directa a su pequeño apartamento, se ducho con la música a todo volumen. Se miró desnuda frente al espejo y le gustó lo que vio. Ya sabía como vengarse, se maquilló a consciencia, sin que se notara mucho pero los labios se atrevió a pintárselos de color rojo, se vistió con un sencillo vestido negro, tampoco era idea de parecer una fulana.
Volvió a subir a ese jaguar descapotable que acababa de robar al idiota de su novio, se acercó al pub donde sabía que lo encontraría. Tenía en mente una idea totalmente loca y que iba en contra d elo que ella hubiera hecho nunca, pero una mujer herida pierde la cabeza y la razón. Se sentía poderosa, caminó como si un felino de caza fuera y se fue a la barra. Se sentó y pidió un martini blanco, solo lo hizo para jugar con la aceituna en la boca, se apartó el pelo un poco y dejó el cuello al descubierto. Solo había pasado 10 minutos cuando la víctima se acercó. Era el mejor amigo de su futuro ex novio y si todo salía bien también el futuro ex socio de su ex novio. Sabía que ella siempre le había gustado así que pensó que sería tarea fácil estar entre sus brazos.
No se equivocó, ella lo contó lo triste que estaba, que no se sentía querida ni deseada y que ella solo quería que alguien la tratase bien. La testosterona del amigo en cuestión acabó de hacer el resto. Ella se dejó avasallar por él, dejó que se le camelase y aunque ella al principio parecía que se resistía como toda novia fiel, al cabo de un par de martinis más subió a su coche y se fueron a un hotel. Fue sexo puro y duro, nada de dulzura ni palabras de amor. Lujuria desatada a toda voluntad, se dejó hacer de todo y no lo pasó nada mal. Se mezclaron olores, saliva y otros fluidos, se lamieron, se mordieron y se chuparon, de todo menos mezclar sentimientos. Por la mañana desayunaron juntos un poco incómodos, se prometieron que eso no había pasado y que no lo contarían a nadie, a na-die.
Ella regresó a casa de su novio recientemente cornudo y actuó como si no hubiera pasado nada.
Él con sorna le preguntó si ya no estaba enfadada y ella se hizo la niña caprichosa y le soltó un rollo de que si él no la quería, que ella era infeliz e incluso lloró.
A la semana siguiente él la sorprendería con una alianza de compromiso y al cabo de unos meses se casaron por la iglesia, celebraron el gran bodorrio.
Se fueron de luna de miel a Bora-bora y mientras él la estaba desnudando lentamente, esforzándose a ser cariñoso ella le soltó lo que parecía una frase inocente: "¿por qué no te haces un tatuaje de un dragón en la ingle ? esos tatuajes me parecen muy sexy." Al marido cornudo se le caió el mundo encima. Su socio y mejor amigo tenía un dragón tatuado en la ingle. Para no parecer idiota y disimular que acababa de perder el ego, se tragó el poco orgullo que le quedaba y contestó algo como que los tatuajes le parecían algo vulgar.
Ella aun sonríe cuando recuerda la cara de su marido.

1 comentario:

Jac dijo...

joder con la venganza... no le parecía suficiente pincharle las ruedas del coche o estrellarlo por ahí? Encima para acabar casándose con él... El día que le vuelva a hacer algo se acuesta con su suegro.

que retorcida eres

besos